Los asesinatos de 5 trabajadores en Vitoria el 3 de marzo de 1976

14148379307820Antecedentes

El 3 de marzo de 1976, en Euskal Herria, una de sus ciudades, Vitoria-Gasteiz, sufrió la mayor agresión vivida en su historia contra la clase obrera. Cinco trabajadores fueron asesinados y más de cien resultaron heridos, la mayoría de bala, a resultas de los disparos efectuados por la policía armada española al desalojar una iglesia, previamente gaseada, en la cual se celebraba una asamblea de trabajadores en huelga.

En una época carente de libertades, en la cual no existían derechos de huelga, manifestación, reunión, etc. y bajo un duro régimen dictatorial, (Franco había muerto unos meses antes) en Vitoria-Gasteiz se estaba desarrollando un movimiento huelguístico ampliamente secundado por varias empresas, en base a unas reivindicaciones puramente sociolaborales.

La Asamblea

Tras dos meses largos de huelga y dos días de huelga general, el 3 de marzo estaba convocada una jornada de paro total. Este paro fue secundado por la práctica totalidad de trabajadores, tanto de empresas en lucha como otras que lo apoyaron solidariamente, así como el comercio, servicios, estudiantes, amas de casa y la ciudadanía en general. Desde la mañana, la policía intervino duramente ante cualquier atisbo de concertación o manifestación, llegando incluso a disparar fuego real, produciéndose los primeros heridos de bala.

Para las cinco de la tarde estaba convocada una asamblea general informativa en la iglesia de San Francisco de Asís del barrio de Zaramaga, lugar donde se acostumbraba realizar las reuniones de las Comisiones Representativas de las empresas en lucha, para informar de los acontecimientos novedosos.

La Agresión

La policía “premeditadamente” dejó que se llenara la iglesia con alrededor de cinco mil personas, permaneciendo en el exterior un número similar, y fue en ese momento cuando mandó desalojar la misma. La multitud allí congregada ante el temor de ser aporreada y agredida en su salida, se negó al abandono del recinto religioso. Hay que recalcar que los templos estaban protegidos por el Concordato, por lo cual no podían actuar ni acceder a su interior las Fuerzas Armadas, salvo urgente necesidad.

Para proceder al desalojo, la policía atacó y asaltó la iglesia con gases lacrimógenos y material antidisturbios, por lo que presos del pánico y la asfixia, los allí congregados comenzaron a salir huyendo, momento en el que los policías procedieron a golpear y disparar indiscriminadamente tanto sobre los que intentaban escapar, como sobre los que desde el exterior atraían su atención para dejar vía libre a los que abandonaban aquel infierno.

Asesinados

El resultado, cinco obreros asesinados y unos cien heridos, muchos de ellos de gravedad. Ellos mismos, (la policía) se felicitaban de haber disparado más de mil tiros, de haber producido una masacre y de haber contribuido a la mayor paliza de la historia. Las grabaciones existentes, se recogieron a través de la frecuencia de FM del canal de la policía y se conservan en la actualidad.

En un primer momento, a resultas de los partes hospitalarios enviados al juzgado por ser las personas atendidas, tanto fallecidos como heridos, a consecuencia de disparos y agresiones, se abrieron diligencias previas. Los sumarios abiertos, después de varios recorridos por diversos juzgados y tribunales, acabaron finalmente en la jurisdicción militar, la cual, aun reconociendo que los hechos considerados, eran en principio constitutivos de delitos por homicidio, dictó auto de sobreseimiento por no haber motivos suficientes para acusar de ellos a personas determinadas. Posteriores reclamaciones al Estado por responsabilidad civil, efectuadas por algunos afectados, tampoco fueron atendidas.

Los responsables

 

Jesús Quintana Saracibar vive ahora en Granada. Es un septuagenario nacido en 1941. Pero el 3 de marzo de 1976, cuando cinco obreros fueron asesinados en Vitoria y 100 personas más resultaron heridos tras una brutal carga de la Policía Armada, era capitán de ese cuerpo y estaba al mando de las fuerzas que asaltaron la Iglesia de San Francisco de Asís  durante la huelga general que se vivió ese día en la capital alavesa: la 11ª Compañía de Reserva General con Base en Miranda de Ebro y la Compañía de Guarnición de la Plaza. Lo de brutal del desalojo de la asamblea no es una licencia poética o una exageración. Los propios agentes, en las conversaciones que mantuvieron por la radio de la policía, se refirieron al desalojo de esta manera:

Hemos contribuido a la paliza más grande de la historia

De verdad…esto es una masacre

Rodolfo Martín Villa era entonces ministro de Relaciones Sindicales, según le consta a la jueza María Servini de Cabria, quien el pasado 30 de octubre de 2014 cursó una orden de detención y extradición, entre otros, contra Martín Villa y Quintana Saracibar para tomarles declaración indagatoria por estos hechos que la magistrada entiende son «crímenes de lesa humanidad» y por ello imprescriptibles.

Alfonso Osorio García, ministro de presidencia entre 1975 y 1976.

La lista de María Servini está integrada por personas que viven en la actualidad, pero hay otros dos figuras de la transición española, ya desparecidas, y que también ostentaban cargos de responsabilidad gubernamental en los sucesos del 3 de Marzo de 1976 como Manuel Fraga Iribarne y Adolfo Suárez.

La Asociación de Víctimas del 3 de Marzo ha mostrado su satisfacción por la decisión de la magistrada pero al mismo tiempo ha expresado su escepticismo y nula esperanza en que esta actuación sea atendida por el Estado español. «Aunque sepamos que el Estado español no responderá a esta demanda, quedará patente el modelo de impunidad que defiende y ampara. Martín Villa, Alfonso Osorio y Jesús Quintana, responsables de la matanza del 3 de marzo de 1976 en Gasteiz y otros muchos criminales franquistas ante la justicia argentina. Toda una lección en la lucha contra la impunidad», han destacado.